4.7.11

Anochece. Es precisamente en ese momento cuando lo veo regresar. Conduce veloz, tal y como es él. Acompaña la curva con la cabeza, canturrea una canción en ese momento: Siete notas siete colores, Jaloner, Syla... Quién sabe cuál es. Me parece otra vez alegre. Como siempre. Tal y como lo había dejado. Contento de su risa, de la vida que lleva, de los sueños que persigue, de lo límites que no conoce. Libre. Libre de todo eso que no le interesa e incluso más aún. Y entonces me alejo así, viéndola asombrada, mientras sonríe. Y soy feliz. Como hace mucho que no lo era... Culpable sólo de esa inscripción, inmensa, que ocupa toda la fachada de su casa. Espléndida, directa, hermosa. Y ahora ya no tengo dudas. No tengo remordimientos, ya no tengo sombras, no tengo pecado, no tengo pasado. Sólo tengo unas ganas enormes de volver a empezar. Y de ser feliz. Contigo. Estoy segura.
Sí, es así. ¿Ves?, hasta lo he escrito: Tengo ganas de ti.

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